Una correcta climatización puede suponernos un gran ahorro energético y también económico, ya sea en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo o en el interior de los vehículos que utilizamos a diario. Por eso, científicos y emprendedores de todo el mundo trabajan en proyectos innovadores, con el objetivo de diseñar y desarrollar los sistemas de climatización más eficientes.
En el post de hoy queremos hablaros de dos de esas ideas; dos inventos rompedores que, gracias a su originalidad, podrían suponer toda una revolución a corto plazo en el campo de la climatización.
Un espejo para enfriar edificios
¿Cómo ahorrar en costes y potenciar la eficiencia energética al intentar mantener el interior de un inmueble a la temperatura adecuada? La respuesta podría estar en un proyecto desarrollado por un grupo de científicos de la universidad de Standford, que consiste en utilizar una especie de espejo para climatizar todo un edificio.
El prototipo es un panel circular, con forma de espejo, compuesto por un material extrafino (no llega a las 2 micras de espesor), el cual está formado por siete capas de óxido de hafnio y dióxido de silicio sobre una capa de plata. Los responsables del proyecto han definido su propio invento como
una especie de radiador que, a su vez, funciona como un excelente espejo.
El material tiene doble función: reflejar la luz solar para evitar que la superficie donde se encuentre colocado no se caliente, y expulsar el calor residente en el interior del edificio en forma de radiación infrarroja. Se trata de un sistema pasivo, es decir, que no es capaz de generar aire frío, sino que reduce el calentamiento producido por el sol.
Según los investigadores, su prototipo, capaz de reflejar el 97% de los rayos solares que impactan sobre su superficie, consiguió reducir en cinco grados la temperatura del edificio donde lo probaron. Por desgracia, es posible que haya que esperar aún unos cinco años hasta que la tecnología necesaria para poner este proyecto en marcha a gran escala se encuentre disponible. Pero no cabe duda de que si los tejados de muchas edificaciones pudieran estar cubiertos por este novedoso invento, estaríamos hablando de un avance considerable en el ámbito de las Smart Cities.
Vehículos sin sistemas de climatización
Si el gasto energético producido por los sistemas de climatización es considerable en vehículos convencionales, en otros más novedosos, como los coches eléctricos (que son la base de la movilidad sostenible), puede llegar a ser exacerbado debido a los recursos limitados de sus baterías. Por eso, varias compañías punteras en el negocio de la fabricación de automóviles invierten actualmente muchos esfuerzos en descubrir cómo evitar este tipo de problemas.
Es el caso de la compañía británica Jaguar Land Rover, cuyos investigadores trabajan en un sistema que permita mantener el coche a la temperatura adecuada sin necesidad de ningún sistema de climatización. ¿Pero cómo lograr que podamos conducir en invierno sin encender la calefacción y en verano sin hacer lo mismo con el aire acondicionado, cuando ambos mecanismos son vitales para nuestro confort en las épocas de mayor calor y de mayor frío?
Parece ser que la solución reside en convertir el vehículo en una burbuja. Es decir, aislarlo completamente del exterior, de manera que en el interior, sin el uso de energía eléctrica, la temperatura se autorregule, y sea fresca durante los meses más calurosos y durante los más fríos, caliente. Para ello, se está trabajando en el desarrollo de un tipo de cristal que sea capaz de reflejar la radiación infrarroja, y que se ajuste a la eficiencia térmica del vehículo de acuerdo a la temperatura registrada en el exterior.
En el post de hoy queremos hablaros de dos de esas ideas; dos inventos rompedores que, gracias a su originalidad, podrían suponer toda una revolución a corto plazo en el campo de la climatización.
Un espejo para enfriar edificios
¿Cómo ahorrar en costes y potenciar la eficiencia energética al intentar mantener el interior de un inmueble a la temperatura adecuada? La respuesta podría estar en un proyecto desarrollado por un grupo de científicos de la universidad de Standford, que consiste en utilizar una especie de espejo para climatizar todo un edificio.
El prototipo es un panel circular, con forma de espejo, compuesto por un material extrafino (no llega a las 2 micras de espesor), el cual está formado por siete capas de óxido de hafnio y dióxido de silicio sobre una capa de plata. Los responsables del proyecto han definido su propio invento como
una especie de radiador que, a su vez, funciona como un excelente espejo.
El material tiene doble función: reflejar la luz solar para evitar que la superficie donde se encuentre colocado no se caliente, y expulsar el calor residente en el interior del edificio en forma de radiación infrarroja. Se trata de un sistema pasivo, es decir, que no es capaz de generar aire frío, sino que reduce el calentamiento producido por el sol.
Según los investigadores, su prototipo, capaz de reflejar el 97% de los rayos solares que impactan sobre su superficie, consiguió reducir en cinco grados la temperatura del edificio donde lo probaron. Por desgracia, es posible que haya que esperar aún unos cinco años hasta que la tecnología necesaria para poner este proyecto en marcha a gran escala se encuentre disponible. Pero no cabe duda de que si los tejados de muchas edificaciones pudieran estar cubiertos por este novedoso invento, estaríamos hablando de un avance considerable en el ámbito de las Smart Cities.
Vehículos sin sistemas de climatización
Si el gasto energético producido por los sistemas de climatización es considerable en vehículos convencionales, en otros más novedosos, como los coches eléctricos (que son la base de la movilidad sostenible), puede llegar a ser exacerbado debido a los recursos limitados de sus baterías. Por eso, varias compañías punteras en el negocio de la fabricación de automóviles invierten actualmente muchos esfuerzos en descubrir cómo evitar este tipo de problemas.
Es el caso de la compañía británica Jaguar Land Rover, cuyos investigadores trabajan en un sistema que permita mantener el coche a la temperatura adecuada sin necesidad de ningún sistema de climatización. ¿Pero cómo lograr que podamos conducir en invierno sin encender la calefacción y en verano sin hacer lo mismo con el aire acondicionado, cuando ambos mecanismos son vitales para nuestro confort en las épocas de mayor calor y de mayor frío?
Parece ser que la solución reside en convertir el vehículo en una burbuja. Es decir, aislarlo completamente del exterior, de manera que en el interior, sin el uso de energía eléctrica, la temperatura se autorregule, y sea fresca durante los meses más calurosos y durante los más fríos, caliente. Para ello, se está trabajando en el desarrollo de un tipo de cristal que sea capaz de reflejar la radiación infrarroja, y que se ajuste a la eficiencia térmica del vehículo de acuerdo a la temperatura registrada en el exterior.
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