El funcionamiento de un aparato de aire acondicionado es complejo, debido a que se producen varios cambios físicos y químicos antes de que el aparato pueda expulsar aire frío. Para explicar correctamente el funcionamiento de un aire acondicionado, se debe explicar, en primer lugar, qué ocurre en su unidad exterior, ya que es en dicha unidad donde comienza el proceso de refrigeración.
En la unidad exterior de un aire acondicionado se encuentra el motor de compresión, que es el encargado de comprimir el gas, primer paso del funcionamiento de un aire acondicionado. Cuando este gas es comprimido por dicho motor, pasa a estado líquido y su temperatura aumenta notablemente.
Después de esto, el gas es impulsado hacia el condensador, que es el radiador que se encuentra en la máquina exterior. Es en esta parte del proceso en la que comienza la tarea de sub-enfriamiento, que consiste en robar todo el calor a este gas líquido que acaba de llegar. Esta es la razón por la que las unidades exteriores de los aires acondicionados expulsan aire caliente.
Cuando le quitamos el calor al gas líquido, comienza parcialmente a pasar a estado gaseoso, pero no por completo. De esta forma, lo que llega a la válvula de expansión es una mezcla de gas en estado líquido y gaseoso. Una vez en esta válvula, el funcionamiento es igual que el de un desodorante en spray: hay un líquido dentro del bote y, cuando presionamos, el líquido pasa a ser gas y sale a una temperatura fría.
Así, la válvula de expansión produce una pérdida de carga en el refrigerante, lo que hace que la presión disminuya y, por tanto, el gas líquido pase a estado gaseoso y su temperatura disminuya aún más.
Tras pasar por la válvula de expansión, este aire, que ya tiene menor presión y temperatura, pasa al evaporador que se encuentra en la unidad interior de nuestro aire acondicionado. En esta unidad interior, el aire sale hacia la habitación enfriándose y, a la vez, quitándole calor al gas refrigerante, que se encuentra en dicho aparato interior.
Así, el calor que le quitamos al aire de la habitación con el gas, lo absorbe el compresor, para que así pueda servir para refrigerar el gas que retorna a la unidad exterior. La repetición de este proceso es la que consigue que el aire acondicionado pueda disminuir la temperatura de la habitación o del lugar donde se encuentre, hasta alcanzar la temperatura que se haya marcado en el mando que controla el aparato.
Una confusión que tienen muchas personas acerca del funcionamiento de un aire acondicionado es pensar que el aire que expulsa saldrá a la temperatura que se marque en el mando que lo controla. Por el contrario, los grados que se marcan en el mando le indican al aire cuándo debe parar de reducir la temperatura de la habitación.
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