Hoy en día un aire acondicionado hace mucho más que enfriar el aire de un espacio en verano, reduce humedad, purifica el aire, proporcionando aire limpio y de calidad con filtros tecnológicamente cada vez más sofisticados… y hasta calienta el aire con la función bomba de calor mejorando la eficiencia energética del sistema. Así, la sustitución de un equipo convencional por una bomba de calor supone un ahorro en la factura eléctrica.
Los aires acondicionados con bomba de calor tienen la enorme ventaja de que puede producir aire caliente, frío e incluso agua caliente. Estos aparatos eléctricos son el mismo sistema que hay dentro de los frigoríficos: absorben el calor de un sitio y lo bombean hacia otro.
Pero no todas las bombas de calor funcionan igual de bien a bajas temperaturas. Hasta hace poco, no solían instalarse en lugares donde el promedio de la temperatura era inferior a 4 grados en invierno. Una nueva generación ha superado este problema instalando un mecanismo que resuelve este inconveniente, aunque es cierto que las bombas de calor son más útiles para climas templados.
Una bomba de calor inverter tiene grandes ventajas frente a la que no lo es (aunque puede ser un poco más cara). La más destacable es que el compresor tiene una potencia adaptable. Un compresor normal, o se apaga o se enciende, sin término medio; en cambio, un inverter funciona de forma continua, adaptando su potencia a las condiciones del entorno. El inverter mantiene una temperatura agradable todo el tiempo con arranques y apagados suaves. Así obtenemos mayor confort, porque no notaremos un cambio en la temperatura ambiente y además ahorramos electricidad.
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